“LA PRÓXIMA VEZ, HAGO MENOS CIUDADES” es la frase que escuchamos una y otra vez cada vez que alguien vuelve de un viaje a Europa. Cuando empezamos a organizar nuestro primer viaje, estábamos convencidos de que sería nuestro único e irrepetible viaje al viejo continente. Que teníamos que aprovechar al máximo esta oportunidad porque vaya a saber cuándo íbamos a poder repetir esa hazaña. ¡MENTIRA! Agotados (pero felices), en el avión de vuelta, ya habíamos empezado a pensar en el próximo viaje que se hizo realidad 2 años después.
Y hablando con la gente me di cuenta de que lo que nosotros pensábamos no era solo una loca idea nuestra, sino que es un pensamiento bastante común entre las personas que viajan por primera vez:
HAY QUE APROVECHAR AL MÁXIMO LA ESTADÍA PORQUE…
• … ¡NO SE CUANDO VOY A PODER VOLVER!
• … YA QUE HAGO 12 HS. DE VIAJE…
• … ¡EL PASAJE ES TODA UNA INVERSIÓN!
• … ¡TODO ESTA CERCA Y TAN BIEN CONECTADO! HAY MUCHÍSIMO PARA VER…
Yo tengo clarísimo que el pasaje no es nada barato y que uno quiere aprovechar al máximo las miles de opciones que están al alcance de la mano. Pero la realidad es que cuando volvemos, nos damos cuenta de que intentamos abarcar mucho más de lo que pudimos apretar, que nos la pasamos corriendo desesperadamente de un lado a otro con el mapa y la cámara en la mano y que no terminamos de disfrutar y conocer como nos hubiese gustado. Es volver un poco incompletos. Por eso, decidimos compartir algunas afirmaciones que desprendemos de este pensamiento.
Para conocer una ciudad, necesitás por lo menos entre 3 y 4 días. Por supuesto, hay ciudades que ofrecen más que otras, pero en promedio, menos de ese tiempo, no alcanza. El día que llegas y el que te vas, no suelen ser días completos: alojarte, acomodarte y preparar la salida, ya te van a robar tiempo. Tenelo en cuenta.
Europa está súper bien conectada. Tiene una red ferroviaria enorme e impecable y vuelos low cost constantes y a precios increíbles. Cuesta mucho no verse tentando por esto, pero la realidad es que cada traslado implica un preparar equipaje, moverse con el tiempo necesario (¡si es avión mucho más!), cumplir con horarios pautados, etc.
Por eso, más allá de que todo resulte fácil y accesible, tiene una logística que a la larga cansa y hay que tenerlo en cuenta.
¡Volver, hablar con la gente y darte cuenta de que estuvieron en el mismo lugar, pero vos no conociste nada! Que estuviste cerca de muchas cosas interesantes pero no las viste. ¡Es terrible! Obviamente esto también se soluciona investigando un poco previamente y teniendo idea de qué te interesa ir a conocer. Pero cuando la lista es muy larga y el tiempo no da, también resulta desesperante.
A lo que vamos, en materia de viajes, al igual que en la moda: a veces, menos es más. Al menos eso, es lo que yo pienso 🙂
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